TUVE UN SUEÑO
Tuve un sueño: en mi sueño, siete jóvenes
gordas y lustrosas subían hacia la pradera
y yo las amaba en la pradera. Tras ellas
subían siete jóvenes delgadas y curtidas por el viento del
desierto
y devoraban a las gordas con sus muslos hambrientos,
pero el vientre seguía plano.
Yo las amaba también a ellas y me devoraban también a mí.
Pero la que interpretó mi sueño,
esa a la que realmente amé,
estaba gorda y delgada,
devoraba y era devorada.
Y el día siguiente a ella supe
que no volvería más a ese lugar.
Y la primavera siguiente a ella cambiaron las flores del campo
y las guías telefónicas con los nombres.
Y en los años siguientes a ella estalló una guerra
y supe que no volvería a soñar.
ME SIENTO BIEN EN MIS PANTALONES
Si los romanos no se hubieran jactado de su triunfo
en el arco de Tito no hubiéramos sabido
qué forma tenía el candelabro del templó.
Pero sabemos qué forma tienen los judíos
porque se han multiplicado hasta llegar a mí.
Me siento bien en mis pantalones,
donde se oculta mi triunfo.
Aunque sé que moriré
y aunque sé que el mesías no vendrá,
me siento bien.
Estoy hecho de sobras de carne y hueso
y de restos de ideologías. Soy la generación
del fondo de la olla: a veces por la noche,
cuando no puedo dormir,
oigo la dura cuchara raspando
y rascando en el fondo de la olla.
Pero me siento bien en mis pantalones,
me siento bien.
Gran tranquilidad: preguntas y respuestas. Yehuda Amijai. Traducción de Raquel García Lozano. Editorial Cátedra. 2004. Madrid.