En lo libre. 3
El sol quema. El avión va a baja altura
y proyecta una sombra en forma de gran cruz que anda veloz
sobre la tierra.
Un hombre está en el campo cavando.
Llega la sombra.
Durante milésimas de segundo está en medio de la cruz.
He visto cruces que cuelgan en frescas bóvedas de iglesia.
A veces parecen vistas instantáneas
de algo que se mueve rápidamente.
A lo largo del radio. III
El arroyo congelado brilla y calla.
Las sombras yacen aquí profundamente,
sin voz.
Mis pasos para llegar hasta aquí fueron explosiones en el suelo
que el silencio vuelve a pintar,
vuelve a pintar.
Schubertiana. V
Nos apretamos frente al piano y tocamos a cuatro manos en
Fa menor; dos cocheros en el mismo carruaje, resulta un
poco ridículo.
Las manos parecen cambiar de sitio objetos tintineantes de acá
para allá, como si tocásemos los contrapesos,
en un intento de afectar el terrible equilibrio de la balanza:
alegría y sufrimiento pesan exactamente igual.
Annie dijo: «esta música es tan heroica», y es verdad.
Pero el que navega envidiando a los hombres de acción, esos
que en el fondo se desprecian a sí mismos porque no son
asesinos,
ellos no se reconocen aquí.
Y los tantos que compran y venden personas y creen que todos
son comparables, ellos no se reconocen aquí.
No es su música. La larga melodía que es ella misma en todas
las transformaciones, por momentos brillante y débil, por
momentos opaca y fuerte, huella de caracol y cable de acero.
El terco canturreo que nos acompaña hasta aquí
saliendo
de las profundidades.
Deshielo a mediodía. Tomas Tranströmer. Nórdica libros. Colección Letras Nördicas. Traducción de Roberto Mascaró. 2011. Salamanca.